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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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08-03-2016

 

 

Haití: El miedo soplando al revés

 

SURda

Haití

Fernando Moyano

 

¡ ESTAMOS CANSADOS CON TODOS ELLOS ! Batay Ouvriyé

Now the weak must get strong; They say, "Oh, what a tribulation!"
Them belly full, but we hungry; A hungry mob is a angry mob.
Bob Marley

[Ahora el débil debe volverse fuerte; Ellos dicen, “¡Oh, qué problema!
Ellos con la panza llena, nosotros con hambre. Multitud hambrienta es multitud furiosa]

El miedo es un viejo conocido, parte constitutiva de toda forma de dominación.

De la misma forma en que un banco central puede emitir moneda y no necesita en general tener un respaldo que cubra cada billete en todo momento, el poder no necesita recurrir siempre a la represión abierta. El miedo a la represión y las formas de violencia simbólica (que contienen la “promesa” de violencia fáctica si fuese necesaria, en forma similar a la "promesa" que dice la moneda) cubren un espacio social mucho mayor. El miedo, como disuasorio, forja el disciplinamiento social. Eso es lo “normal”, lo que han estudiado los académicos, Foucaoult, Bordieu, etc.

Pero hay algunas coyunturas que funcionan al revés, el miedo de los de arriba a la violencia de los de abajo puede al menos parcialmente, paralizar la violencia fáctica y amortiguar el efecto de la violencia simbólica. Ellos dan a ese momento el nombre de “vacío de poder”.

Y es lo que pasa en Haití, hoy. Estrictamente no se trata de un "vacío" sino de una fisura, aunque importante, en la estructura de poder. Pero el terror de las clases dominantes la agiganta.

En esta nota voy a proponer algunos conceptos para tratar de explicar esa situación.

¿En qué consiste la misma? Los mecanismos de violencia simbólica se desarticulan, y las instituciones del estado no pueden aducir, por un momento, una legitimidad tal como para reprimir abiertamente. Ese vacío de represión "legítima"cuando ocurre, es usual que sea llenado desencadenando la violencia abierta: Golpe de estado, escuadrón de la muerte, bandas paramilitares,  guerra civil, “estado fallido”.

¿Pero qué pasa si eso tampoco se puede hacer, y por qué no se puede en esos casos?

Esos académicos pueden explicar UNA PARTE del fenómeno con la batería conceptual que construyeron para explicar el funcionamiento de una sociedad más bien QUIETA, con PODER ESTABLE. Más allá de eso hay que ir directamente a la lucha de clases.

Para empezar, ¿por qué ocurre esta decadencia coyuntural de autoridad del estado sobre la sociedad? Porque el estado no cayó del cielo ni vive del aire. Es la expresión concentrada del PODER SOCIAL de la clase dominante. Y ese poder social, para cualquier clase dominante y cualquier tipo de sociedad en una situación estable, se apoya en que pueda funcionar y reproducirse un modo de producción que al generar el producto social se reproduzcan también las mismas relaciones de producción que permiten que ese orden social continúe. Cuando esa reproducción de relaciones sociales entra en crisis, eso desestabiliza la continuidad de las relaciones de poder, la continuidad institucional, etc.

Para decirla en corto y sin tanta vuelta: la relación de explotación, para continuar, tiene que asegurar varias condiciones, una de ellas es la subsistencia mínima del explotado.

Cuando eso no ocurre, cuando el explotado es llevado más allá de todo límite de miseria y a eso se le agrega la vulnerabilidad frente a catástrofes naturales y enfermedades, cuando además el propio estado se derrumba y tiene que ser sostenido por una intervención militar extranjera, y no para la cosa ahí porque esa intervención entra a su vez en crisis por sus propias contradicciones de base -porque de algún lado salen esas fuerzas y lo que cuestan-, entonces pasa lo que aquí pasa.

Sobreviene el levantamiento generalizado de los explotados, que "no tienen nada para perder". No vamos a entrar en las causas últimas por las que esto ha terminado ocurriendo en la formación social en que se manifiesta el capitalismo en Haití, pero ha terminado ocurriendo.

La dictadura burguesa necesita siempre alguna "hoja de parra", si prueba con una y se cae, prueba con otra y con otra y ninguna queda en su lugar, y si al mismo tiempo la debilidad estructural de los mecanismos de poder no permite la solución de una represión masiva, entonces viene este "vacío de poder".

Siguiendo el ejemplo de la moneda, cuando la situación económica permite una moneda fuerte, el banco central puede emitir sin miedo. Pero si la situación es precaria y el banco emitió temerariamente más circulante del que puede respaldar, se genera una corrida. Podemos ver qué pasa cuando las cosas son diferentes; hoy en nuestro en nuestro país el gobierno recurre a la venta de reservas para sostener el tipo de cambio, pero no logra hacerlo porque no quiere desvestir un santo (déficit fiscal, pérdida de grado inversor, etc) para vestir otro.

Cuando los problemas estructurales de la sociedad capitalista socavan la continuidad misma del estado burgués, entonces es cuando las clases dominantes, a nivel nacional y también a nivel internacional, dicen “¡Oh, qué problema! ”, y se muestran "preocupadas" por lo que pasa. 

¿Por qué las clases dominantes no pueden desencadenar una represión masiva, un baño de sangre para llenar ese "vacío de poder"? Por varias razones, pero hay una que queremos señalar. Porque podrían perder .

El largo desgaste de los mecanismos de poder, la incapacidad de regenerarlos, trae una aguda incertidumbre sobre los posibles resultados de una aventura fascistoide, en este momento. Podría ser la chispa que hiciese volar el polvorín.

Entonces el miedo sopla al revés. En realidad, las clases dominantes tienen continuamente miedo a la violencia de abajo, pero para eso están todos esos dispositivos de coerción social, vigilancia, control, violencia institucional,  represión acotada en situaciones de alarma, etc. Pero cuando toda esa estructura comienza a resquebrajarse, ocurre esto que todos "miran con preocupación".

El estado capitalista haitiano es un estado muy débil. Y lo es porque la base social en la que se apoya, el capitalismo colonial haitiano, es a su vez muy débil, y además no tiene salida.

Un estado capitalista fuerte es como un banco central fuerte en relación a la moneda que emite. No necesita cubrir cada billete en cada minuto porque sus billetes generan confianza.

Un estado fuerte no necesita llenar las calles de policías, ni endurecer las penas ni llenar las cárceles. Un estado débil tiene que hacer eso. Estado muy débil es el que necesita reprimir todos los días. Y "estado fallido" es el que necesita reprimir pero no lo puede hacer. Cuando la violencia simbólica no convence a nadie, y si usan la violencia fáctica les caminan por encima, eso es el "vacío de poder".

No es el "horror al vacío" del que hablaban, es el " horror al vacío de poder ", y para cualquier clase dominante no hay peor horror.

El estado capitalista haitiano es un estado neocolonial, es decir es una pieza de un sistema imperialista de dominación, no es autónomo. Cuando falla, tiene que recurrir a su casa matriz, y ni siquiera es quien decide hacerlo porque es la casa matriz quien decide. Pero ahora la cosa se complicó.

Lo primero que ocurrió fue la "tercerización del imperialismo", en 2004, cuando luego de una invasión e intervención directa de EEUU, Francia y Canadá fue transferida, para continuar sus objetivos, a una fuerza multilateral de la cual formaron parte los gobiernos de distintos países latinoamericanos, incluyendo algunos de discurso de izquierda o semi-izquierda. Eran necesarios para dar cierta respetabilidad al proyecto, porque las fuerzas imperiales por sí mismas ya no pueden hacerlo.

Pero esa participación latinoamericana tuvo una base. El involucramiento de gobiernos latinoamericanos era posible por una situación expansiva de sus economías, el ciclo de supuesta "bonanza" por un precio coyunturalmente alto de los "commodities" (una bonanza muy particular, porque supone la reprimarización de las economías y el aumento de los lazos de dependencia).

Ahora, cuando las condiciones para ese ciclo se van agotando, y con ello las condiciones políticas que permitieron esos gobiernos, ¿qué ocurre?. La crisis política trae consigo el recrudecimiento de las contradicciones de esa participación militar: por sus costos, por el desgaste político que significa, por las mayores dificultades de acuerdos internos en la ocupación misma. Y porque los problemas en casa de cada uno de esos regímenes ya de por sí no permiten , etc.

Y en el ínterin, las potencias imperiales no han podido resolver los problemas para el sostén de la guerra neo-colonialista que las llevaron a esa solución de "tercerización". Por el contrario, en ese terreno hoy están peor, por la multiplicación de incertidumbres en esa guerra neo-colonialista, cada vez más extendida, cada vez más costosa, y cada vez más inútil.

La crisis haitiana es también la crisis de la intervención extranjera en Haití, y del proyecto "sub-imperial" de Brasil, y otros.

Lo que vemos hoy en Haití es una crisis vertical en la estructura del poder internacional.

Estas ideas son una sugerencia que apunta a tres cosas.

1. Si esta es una crisis estructural, va a seguir. No se resuelve con un cambio de personaje en el sillón. Un cambio que además, les está costando mucho, precisamente por eso.

2. No podemos aceptar que la política internacional del estado uruguayo se subordine a la estrategia de la guerra neo-colonialista. El verso de "contribuir a la paz mundial" está cada vez más desmentido por los hechos. Es el momento de poner en discusión toda esa política.

3. Lo que para ellos es un "problema", para nosotros puede ser parte dla solución. La gente que en Haití salió a festejar a las calles la caída de Martelly no parecía muy preocupada por el "vacío de poder". No vamos a decirles lo que tiene que hacer, más bien lo dicen ellos como en todas las experiencias previas de construcción del poder popular. No se trata de zurcir el agujero arriba con elecciones digitadas por un acuerdo cupular mejorado que incluya ahora a algunas otras "personalidades de la clase política", se trata de aprovechar este hiato para avanzar en el desarrollo de las organizaciones de base, de autogestión y autodefensa.

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"La violaciones a los derechos se repiten todos los días"en Haití, asegura el relator de la ONU Gustavo Callón.


El relator de la ONU en Haití, el abogado colombiano Gustavo Gallón, deploró este martes la falta de avances en la situación de los derechos humanos en el país.

"La violaciones a los derechos se repiten todos los días", lamentó Gallón, afirmando que estos problemas "deberían haber sido resueltos hace mucho tiempo".

La condiciones de vida inhumana en las prisiones de Haití son una de las primeras preocupaciones señaló Gallón.

Gallon visitó el jueves el centro penitenciario de Croix des Bouquets, un establecimiento de alta seguridad inaugurado en 2012. "En alojamientos para ocho personas se amontonan 12", testimonió.

La tasa de ocupación de las cárceles en Haití sobrepasa el 450% según el último reporte del organismo internacional Centro para el Estudio de las Prisiones, que señala que se trata de uno de los niveles de sobrepoblación más altos del mundo.

El 72% de las personas encarceladas se encuentra a la espera de un juicio. "Encontré un prisionero que estaba en prisión preventiva desde 2012, es decir hace más de tres años. Era acusado de comprar un arma que había sido robada. Es un delito que se castiga con año y medio de cárcel", ejemplificó Gallón.

En el curso de su visita a Haití, el relator de la ONU igualmente visitó un punto fronterizo con República Dominicana para observar las condiciones de vida de los expulsados desde ese país.

Gallón reiteró su llamado a las autoridades dominicanas "les pido de manera respetuosa, desde un punto de vista humanitario, proteger a esta población".


 


 


 
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